El glucagón y la adrenalina tienen función primordial
en la homeostasis de la glucosa. Sus efectos opuestos
en el metabolismo de carbohidratos, lípidos y proteínas
ayudan a mantener el nivel de glucosa normal. Por la
importancia que revisten, a continuación se analiza la
acción metabólica de estas hormonas.
Glucagón:
El principal sitio de acción del glucagón
es el hígado y el efecto predominante es un aumento
en la producción de glucosa, que da como resultado la
degradación del glucógeno y la activación de la gluconeogénesis.
Cuando la hormona se une al receptor,
activa la proteína G, que a su vez, promueve la activación
de la adenilatociclasa, lo que transforma el ATP a
AMPc. Este activa a la proteinaquinasa A (PKA), que
fosforila a la fosforilasaquinasa (αβγδ) y esta se activa.
La fosforilasaquinasa fosforila, a su vez, a la fosforilasa
b del glucógeno. La modificación covalente genera
la forma activa (la fosforilasa a), la cual interviene
de forma directa en la degradación del glucógeno, y se
libera glucosa al suero.
Adrenalina:
La adrenalina, que se libera en situaciones
de estrés y de hipoglicemia intensa, participa
también en la regulación del metabolismo del glucógeno
hepático. La adrenalina se une preferentemente a receptores
α de la membrana plasmática de los hepatocitos.
La interacción del complejo hormona-receptor
estimula la apertura de canales de Ca2+ y el aumento
en la concentración citosólica del ion. El calcio liberado
se une a la fosforilasaquinasa y la activa. De esta
forma, se desencadena la glucogenólisis. La fosforilasaquinasa
se activa, por tanto, por dos mecanismos:
fosforilación y unión a calcio.
Puesto que la fosforilasaquinasa participa en la
fosforilación de la sintasa y, por tanto, en su inhibición,
la adrenalina inhibe también la síntesis de glucógeno
hepático. Por otra parte, el diacilglicericol (DAG) liberado
como segundo mensajero activa una proteína
quinasa C que participa en la fosforilación de la sintasa,
y colabora, por tanto, en su inhibición. El Ca2+ liberado
por la adrenalina en el hígado estimula una proteína
quinasa dependiente de calcio y calmodulina, que fosforila
la piruvatoquinasa y la inactiva, con lo que se
inhibe la glucólisis.
En el tejido adiposo, la adrenalina se une a receptores
β adrenérgicos, con lo que su actuación se desarrolla
de forma semejante a lo descrito para la actuación
del glucagón, se libera como segundo mensajero AMPc
y se activa la PKA. Los glucocorticoides tienen una
importante acción hiperglicemiante: por una parte, provocan
proteólisis muscular, con lo que suministran al
hígado aminoácidos utilizados en la gluconeogénesis, y
por otra, inducen algunas enzimas de esta vía.
La concentración de la glucosa en la sangre es regulada
mediante complejas vías moduladas por hormonas,
sobre todo la insulina y el glucagón, aún cuando el
cortisol, la corticotrofina (ACTH), la hormona del crecimiento
(GH), la adrenalina y la noradrenalina también
ejercen su papel.
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